Para celebrar el vigésimo aniversario de la galería estamos llevando a cabo un ciclo de exposiciones donde se muestran obras destacadas de la nuestra colección. En la cuarta cita de este ciclo damos la bienvenida a la primavera con un arcoíris de contrastes, donde el hielo del norte se funde bajo la luz del sur. Presentamos un diálogo entre dos importantes y complejas piezas de la colección de la galería. Reggae colour, de Ann Veronica Janssens y Narcisse de Jana Sterbak. Ambas quieren trascender lo material, vemos en ellas la magia de la transformación y la búsqueda de un significado espiritual, ofrecen a más un enfoque fresco y dinámico, jugando con los colores, las texturas, la luz y el ambiente.
Ann Veronica Janssens trabaja habitualmente con instalaciones visuales transformando los espacios arquitectónicos donde se exponen sus piezas y alterando la percepción que tenemos de los mismos, a menudo jugando con los efectos visuales y lumínicos y con la idea de convertir la materia en algo menos presente y voluminoso. A la artista le preocupa la percepción de la materia, busca la ausencia de una materialidad dominante, Reggae colour es un ejemplo. Es una escultura efímera –ya que no puede permanecer permanentemente encendida- que difunde una luz de colores degradados y luminosos que nos conectan con la luz, los colores y la atmósfera del trópico, con un estilo de vida relajado y con la música de aquellos parajes proporcionándonos una intensa experiencia espacial y cromática.
Por otro lado presentamos por primera vez en la galería una instalación formada por una escultura también efímera y delicada de Jana Sterbak. La pieza se titula Narcisse aludiendo al bello joven de la mitología griega que fue condenado a contemplarse eternamente a si mismo enamorado de su propia imagen. Se trata de dos sillas enfrentadas realizadas con acero inoxidable y vidrio y hielo respectivamente, este echo provoca que mientras una silla permanece perfecta por siempre –como si estuviera congelada- simbolizando la juventud y la memoria, la otra se va deshaciendo con el paso del tiempo, representando la realidad y el envejecimiento. La silla de hielo, como si de una performance se tratara, se irá transformando ante nuestros ojos durante el horario de apertura de la galería hasta llegar prácticamente a desaparecer, solo unos hierros extendidos en el pavimento, un charco de agua y unos trozos de hielo diseminados por el suelo nos recordarán la existencia de esta escultura esencialmente efímera.
En 1994, Toni Tàpies abrió una galería en Barcelona empujado por el deseo de trabajar con artistas contemporáneos y mostrar creaciones artísticas de calidad. Con el paso de los años, la Galeria Toni Tàpies se convierte en un punto significativo del panorama artístico de Barcelona donde se expone la obra de artistas contemporáneos reconocidos y artistas jóvenes emergentes. La fascinación por los proyectos en los que se conjugan la pasión, el riesgo y la provocación, el amor por la creación y el respeto a los artistas se convierten en los signos distintivos de la galería, unos signos que ha mantenido durante los últimos veinte años.